Hace un par de años fui
invitada a formar parte de un ambicioso proyecto: una alquimia por la
naturaleza. El proyecto, creado en España, está
conformado por una serie de libros que recopilan relatos y poemas de
escritores de todo el mundo. En él, plasmamos nuestro sentir por la naturaleza,
nuestro entorno, nuestras raíces o nuestros pueblos. Ésta
es una forma de retomar la voz de la tierra y la gente para lanzar al viento un
grito que esperamos sea escuchado.
Así que los invito a leer el relato “Esperanza” en el
libro Alquimia de la Tierra
(Universidad de Huelva, 2013) que hace
un tiempo subí a este espacio; y “Uarhukua Chanakua” en el libro Alquimia del Fuego (Universidad de
Huelva, Fundación Zenobia JRJ, 214).
Aquí sólo un poco de:
Uarhukua
Chanakua
Por María Celeste
Vargas Martínez
“Su respiración agitada
corta el viento. Sus ojos negros, pequeños y de escuetas pestañas, se fijan en
la bola de fuego que rueda veloz a lo largo de la tierra suelta. El silencio de
él. La bola rueda y se adueña del enemigo. Gritos y aplausos. Él sonríe, mas no
pierde tiempo, pues este es el que se necesita para alcanzar la victoria. Con
sus manos callosas aprieta el bastón, uarhukua, como le llaman sus abuelos
y como no olvida nombrarle él. La madera
truena al golpear la bola, el fuego chispea. María, la única mujer del equipo,
recibe las llamas y empuñando su bastón las lanza: entran en el territorio enemigo.
Nuevamente, festejos.
Uarhukua
Chanakua es el juego que ha aprendido de su padre, quien a su vez fue enseñado
por sus abuelos. ”