El insomnio se aferra a mí. Se prende de mis ojos, danza con fervor y cuando esto parece no funcionarle, me susurra al oído letras… palabras… historias que nacen como un ligero viento, dispuestas a convertirse en huracán. Entonces el insomnio inyecta en mi mano un rabo de energía y hace que las letras fluyan y se extiendan en ese cielo oscuro carente de estrellas.

miércoles, 5 de febrero de 2020

Fragmento "De muertos y otros devenires"


"En minutos, la noticia se corrió y ya eran cincuenta los interesados en asistir: “No es excursión, María”, le dijo molesta a su prima a quien tenía más de cuatro meses de no ver.
-         ¿Qué no te dijeron que se murió mi Enrique? Lo vamos a ir a enterrar a San Luis – dijo lloriqueando.
-         ¡No me digas, manita! A mí sólo me dijeron que irían a San Luis Potosí, y yo pensé: como nunca salen, pues de seguro se van a una excursión… Pero… lo siento mucho, manita… ¡Con más razón tenemos que ir!
Cuarenta personas más se agregaron a la primera comitiva y se tuvo que rentar otro autobús. Un día después, a las seis de la mañana llegaban los camiones para emprender el viaje, y como ya no hubo dinero para la carroza, el ataúd de Enrique se colocó en el pasillo de uno de los vehículos.
-         Mire jefa, si lo amarramos bien a los asientos –  le hizo saber Miguel – no se moverá para nada. Porque si lo dejamos así solito va a bailar de un lado para otro todo.
-         Tío, dice mi mamá que si le pone queso de puerco a tus tortas – preguntó Jacintín, el hijo de Flora.
-         ¡Ya sabe que no me gusta el queso de puerco! Y dile a tu padre que eche uno de los cartones acá arriba porque si pone todos abajo, ¿qué vamos a ir tomando? – aclaró Leandro".