Por Celeste Vargas
No hay plazo que no se cumpla y
en este año entra en vigor la ley que prohíbe
el empleo de animales en los circos. Ahora éstos deberán presentarse sin
animales, lo que significa: mutar si es que no desean morir. Y así
terminarán con el más de siglo y
medio de tradición circense en México,
donde los Hermanos Suárez (1853) y el Circo Atayde (1879), comenzaron a forjar
su larga historia… al lado de sus animales.
Sí, los circos mexiquenses
deberán presentar espectáculos sin
animales y eso me hace recordar una vieja anécdota: hace ya algunos años llevé
a mi sobrina a ver un renombrado circo
que no utiliza animales (nada barato por
cierto). Ella, muy contenta, entró a la
amplia carpa, observaba todo con curiosidad, pero sobre
todo la pista. El espectáculo comenzó y después de un par de eventos la niña me
preguntó: “Oye tía, ¿y a qué hora salen los animales?”; “Aquí no hay animales”,
afirmé; “¿Dijiste que íbamos a ir al circo?”, preguntó. Circo era sinónimo de animales haciendo
gracias para entretener a un público.
Años después, la lleve nuevamente al circo, ahora sí con animales
(caballos, perros y tigres). Era un circo
no de renombre y sí de localidades bajas. La función fue a las seis de
la tarde y la entrada estaba al dos por uno… el lugar estaba vacío… si había
cincuenta personas era mucho. Pero, ¿a dónde voy con estas dos anécdotas? En
primer lugar, en México el circo es sinónimo de espectáculo con animales; y
espectáculo para la población en general
y de clase baja; en segundo lugar, que
un circo tenga animales no significa que siempre estará abarrotado ni que los
animales son el medio para ofrecer un
espectáculo de calidad o
simplemente un espectáculo.
Ahora bien, ¿por qué a los circos
se les prohibirá el uso de animales? ¿Por el maltrato a los mismos? Si éste es
el motivo (y que conste que estoy en contra del maltrato animal en todos los
ámbitos), ¿por qué no se hacen anuncios, campañas mediáticas y se crean leyes en contra de todo tipo de
espectáculos que empleen animales? En los acuarios y los centros acuáticos
recreativos utilizan ballenas y delfines
para entretener al público… y algunos han amaestrados focas y leones marinos
para sacarse la fotografía con el visitante. ¿Esos son lugares que a nadie
interesan o ahí no hay maltrato? Aunque lo más atroz, denigrante y vergonzoso
son las corridas de toros. ¿Los toros no sufren en las corridas? ¿Estos
animales han perdido su derecho de no ser
“maltratados” por no ser animales salvajes?
¿Por qué en los circos no debe
haber animales y en las corridas de
toros, éstos son maltratados, mutilados y torturados mientras los políticos,
artistas y comentaristas posan para la foto?
Como ser humano defiendo el no
maltratar animales, y como ser humano me avergüenzo y me llena de cólera
observar fotografías de toros
sangrando, con banderillas y espada, y
un torero festejando, con un público sonriente. Eso, a mi parecer, es
vergonzoso. ¿Por qué los partidos
políticos no establecen una ley contra las corridas de toros? ¿Por qué no debe
haber animales en los circos, pero en las corridas de toros los sangran y
mutilan?
Sinceramente, no entiendo por qué
la sangre derramada por un animal, domesticado al final de cuentas por el ser
humano, en un espectáculo así, a nadie le mueve una
fibra de piedad, mientras el circo sí es
frenado (donde al menos no hay espadas, ni banderillas ni sangre frente al espectador). Quizá el
Partido Verde también debería poner sus ojos en todos esos espectáculos donde
los animales, no salvajes, pueden estar en peligro al ser empleados como un
simple entretenimiento de las sociedades
modernas. Aunque quizá digan que los
toros han sido criados para tales fines, mientras los leones, osos y tigres no.
¡Pobres toros ante la moderna mentalidad
en los países “civilizados”! Y pobres de esos animales que no tienen
derecho de estar bajo la mira de un partido político que los proteja y vea por
su buen vivir.
Y para finalizar, una impresión que quizá a algunos podría no
importarles: hace poco visité el
Zoológico de Chapultepec y la sensación al salir fue de vacío, pues jamás había visto a los animales con ese dejo
de tristeza, si le puede llamar de alguna manera. Ver a la
pantera caminar de un lado a otro del
cristal desesperada y ansiosa,
para mí fue deprimente y apreciar la mirada perdida de un chimpancé, me hizo no
querer volver a visitar un zoológico. Y
por qué digo esto, ¿a dónde irán a parar todos los animales que viven en los circos? ¿Cómo será el proceso de
incorporación a un medio ajeno a ellos? Y, ¿quién nos asegura que ahí vivirán
mejor? Éstas son sólo algunas reflexiones en las que me ha hecho meditar esta
nueva ley.