El insomnio se aferra a mí. Se prende de mis ojos, danza con fervor y cuando esto parece no funcionarle, me susurra al oído letras… palabras… historias que nacen como un ligero viento, dispuestas a convertirse en huracán. Entonces el insomnio inyecta en mi mano un rabo de energía y hace que las letras fluyan y se extiendan en ese cielo oscuro carente de estrellas.

jueves, 4 de mayo de 2017

Cuando el acoso te causa enfermedad




Desde hace catorce años, cuando me diagnosticaron asma y alergias, he tenido días difíciles. En esos años el neumólogo me dijo: “Usted está peleada con el ambiente”, pues mis pruebas de alergias decían que tenía reacción a muchas sustancias, medicamentos y alimentos. En ese tiempo mi vida fue un infierno: una vez al mes era internada en la sala de urgencias sin poder respirar y a veces  yacía sobre el piso como un animal (sí, parecía un bicho inerte e indefenso). Con los años los problemas fueron disminuyendo y aprendí a vivir con la enfermedad (ni el asma ni las alergias tienen cura). Ahora he superado algunos problemas, entendí el padecimiento. Pero, ¿qué pasa cuando sufres durante tantos años por la mala salud, lo superas, tratas de llevar una vida normal y un día  el destino pone en tu camino a un idiota acosador? Los días difíciles que habían quedado atrás vuelven a surgir y todo parece venirse abajo.
            En una crónica de agosto del año pasado escribí sobre la situación que he vivido por años con el vecino hostigador que vive a mi lado. Desde esa fecha he tratado de superar los momentos difíciles que él me ocasiona,  pero hoy toqué la punta del iceberg pues el vecino descerebrado me envió al hospital. Después de una serie de insultos con los cuales él y su esposa pretendían  degradarme y menospreciarme,  una crisis llegó a mi cuerpo y fui a parar al hospital. Los días que creía habían quedado en el pasado, hoy se levantaron como enorme montaña pretendiendo terminar conmigo.  El volver a sentir la falta de aire en mi cuerpo, dolor en el pecho, pero ahora aunado a la imposibilidad de moverme al tener las extremidades adormecidas y sin responder, me hizo entrar nuevamente en una sala de urgencias y pasar en ella todo el día, con medicamentos para estabilizarme.  
            No es justo que un tipo (hombre es una palabra galante para él), ahora respaldado por su grotesca esposa, me provoquen enfermedad y me hagan perder un día  productivo (cuando por años la vida pretende escaparse de  las manos aprendes a asirla con fuerza cada minuto). No es justo que un acosador, eso es quien espía, insulta y disfruta ponerse al tú por tú con una mujer, pretenda limitar mi vida. Soy mujer, soy periodista y durante años he luchado contra las injusticias y esta vez no será la excepción, pues aunque mi cuerpo se sienta débil, enfermo y cansado, la fuerza que late dentro de mí como un enorme animal seguirá luchando contra tipos como éste.  

                                               María Celeste Vargas Martínez, noche del 4 de mayo, 2017.

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