El insomnio se aferra a mí. Se prende de mis ojos, danza con fervor y cuando esto parece no funcionarle, me susurra al oído letras… palabras… historias que nacen como un ligero viento, dispuestas a convertirse en huracán. Entonces el insomnio inyecta en mi mano un rabo de energía y hace que las letras fluyan y se extiendan en ese cielo oscuro carente de estrellas.

martes, 10 de marzo de 2020

Sólo es una nube





Alzó la vista y contempló el cielo: “Sólo es una nube”, se dijo. Las había visto muchas veces cubrir la  ciudad, dejar caer su carga y desaparecer tan rápido como habían llegado. Se miró  en el cristal que cubría ese anuncio en la parada del autobús:  sus ojos enrojecidos, el cabello revuelto, el vestido sucio y los pies descalzos. Tragó el dolor  y la soledad que se habían acumulado en los últimos días en su  garganta y los sintió bajar hasta su vientre.
Respiró y siguió caminando.

No hay comentarios:

Publicar un comentario