Por María Celeste Vargas Martínez
Ella no ríe
aunque antes lo hacía,
sin motivo con pretextos,
bromeaba
se carcajeaba
vivía riendo,
su risa era explosión de alegría,
placer desenfreno,
reflejo de sueños,
vida futuro esfuerzo,
reía
siempre reía y contagiaba,
ahora en su rostro no hay nada
una mueca
ojos sin luz
tristeza,
soledad y vacío.
Ella no ríe más,
la traición selló sus labios,
la burla aplastó su vida,
las mentiras la sepultaron,
ella quisiera reír,
gozar,
vivir,
olvidó cómo hacerlo,
enterró motivos,
murió
pero no lo hizo sola,
la mataron sin sepultarla
y desde entonces ella no ríe más.
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