Si algún día
la luna y las estrellas escaparan del cielo
les daría refugio en mi casa,
colocaría dos mil o tres mil
en la sala,
algunas en la cocina,
millones en la escalera
y las demás
brillarían en la recámara,
y cuando el silencio domine mi alma,
las contemplaría,
brillarían para mis ojos,
y yo la noche haría
la crearía de la nada,
la profunda oscuridad
de mis venas abiertas brotaría,
sí, me desangraría
si de mis venas la negrura manara,
no hay paz más bondadosa
ni tranquilidad tan anhelada,
que la luna y las estrellas mostrando su amable cara,
aquí no estarían olvidadas,
como cuando brillaban en el cielo
y nadie las recordaba,
sonreiría para ellas
y coquetas se ruborizarían
y su luz
envolvería mi casa.
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