El insomnio se aferra a mí. Se prende de mis ojos, danza con fervor y cuando esto parece no funcionarle, me susurra al oído letras… palabras… historias que nacen como un ligero viento, dispuestas a convertirse en huracán. Entonces el insomnio inyecta en mi mano un rabo de energía y hace que las letras fluyan y se extiendan en ese cielo oscuro carente de estrellas.

martes, 22 de octubre de 2024

Las estrellas

Por María Celeste Vargas Martínez

 

Si algún día

la luna y las estrellas escaparan del cielo

les daría refugio en mi casa,

colocaría dos  mil o tres mil

                               en la sala,

algunas en la cocina,

                millones en la escalera

y las demás

                               brillarían en la recámara,

 

y  cuando el silencio domine mi alma,

las contemplaría,

brillarían para mis ojos,

                y yo la noche haría

                la crearía de la nada,

                la profunda oscuridad 

                               de mis venas abiertas brotaría,

sí, me desangraría

 si de mis venas la negrura manara,

no hay paz más bondadosa

                ni tranquilidad tan anhelada,

                que la luna y las estrellas mostrando su amable cara,

 aquí no estarían olvidadas,

como cuando brillaban en el cielo

                y nadie las recordaba,

 

sonreiría para ellas

y coquetas  se ruborizarían

                y su luz

 envolvería mi casa.

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